viernes, 25 de junio de 2010

Educación mural

El sábado 19 de junio asistimos a un nuevo encuentro en el comedor La Boyera, en el cual se trabajó con el derecho a la educación.

Como primera actividad, planteamos una charla en la que cada uno de los chicos expresaba qué entendía por educación y cómo ese derecho se veía aplicado en su cotidianeidad. Algunos comentaron que aplicar esta norma era importante para poder ser parte de un determinado escalafón social (los educados) y de esa manera no ser pasado por encima, ya que entendían que tener conocimientos es tener poder; Y el poder genera posibilidades de crecimientos; Y poder crecer, para los niños, era poder tener más dinero.

Si bien lo que plantearon los niños es entendible desde el punto de vista del crecimiento económico en una sociedad liberal y de consumo, les dimos a entender que no solamente ser educado sirve para escalar monetariamente, sino que también, se aplica a diario cada conocimiento que se adquiere. Por ejemplo: para no ser rechazado por la comunidad hay que saber que no se puede comer directamente del plato con la boca. Hay cubiertos y una serie de rituales estipulados socialmente para el acto de la ingesta alimenticia que permiten una integración social y no pasar como un inadaptado.

Luego expresaron algunas ideas sobre la educación escolar y como ellos se forman a diario a través de los conocimientos que la institución les brinda.

Este tema nos dio el puntapié para seguir con la segunda actividad pensada: los separamos en grupos de entre cinco y seis chicos y les planteamos la idea de hacer un periódico mural en el cual expusieran aspectos positivos y negativos de la escuela. No solamente en lo referido a las materias, sino también a lo edilicio y a las condiciones en las que desempeñan su aprendizaje.

Este modo de comunicación alternativa en la que los chicos dieron sus puntos de vista acerca de su educación, lo utilizamos para abarcar dos puntos importantes; primero: ver como ellos pueden expresar sus ideas de manera sintética; segundo: para cumplir con uno de los ítems planteado en el proyecto; el de darle voz, a través de medios no tradicionales, a aquellos que no la tienen.

Por último, y con los minutos corriéndonos de cerca, comimos una “riquísima” torta de vainilla cubierta con chocolate al honor de aquellos chicos que cumplían o cumplieron años en el mes de Junio. Sin poder entonar el “feliz cumpleaños” por falta de tiempo nos despedimos afectuosamente hasta el derecho siguiente.


Martín Mendez

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