sábado, 29 de mayo de 2010

Derecho a la Boyera

22 DE MAYO

La mañana había amanecido gris; sin embargo, con el correr de las horas el sol comenzaba a calentar y se podía sentir la cálida humedad que se levantaba del asfalto.
Un grupo de intrépidos extensionistas universitarios, sin importarles las condiciones climáticas ni los feriados largos, y diezmados en su grupo por éste último evento, salieron decididos a realizar la tarea a la que se habían comprometido: llevar los derechos de los niños a lugares que generalmente no llegan.
Julia, Martín y Sebastián, luego de una larga travesía por la jungla de cemento se hicieron presentes a la hora acordada en el lugar indicado: el comedor La Boyera. Allí los esperaban, con sus pies embarrados y sus blancas y grandes sonrisas, un grupo de 20 niños y niñas que se divertían jugando en el parque del comedor.
El recibimiento fue hermoso. Los niños se acercaban a saludar, besar y abrazar, en una gran demostración de afecto a los jóvenes extensionistas. De la misma manera les fue retribuido el cariño que demostraban.
Ya acomodados en el recinto, donde niños de entre cinco a catorce años se acercan a comer a diario, los jóvenes universitarios empezaron a llevar a cabo la actividad que con mucha anticipación habían planeado.
Después de una breve presentación en la que comentaron cúal será el itinerario de visitas y el porqué de su iniciativa, se dispusieron a hacer el “juego del ovillo”. El mismo se realizó de la siguiente manera: en ronda, con un ovillo de hilo, el que tenía la punta decía su nombre y algunas características propias, se quedaba con el extremo y lo arrojaba a otro compañero. Ese compañero hacía lo mismo, y así sucesivamente hasta que les tocase a todos. De esa forma trabajaron el Derecho a la identidad y también lograron hacer ver que las personas no son individuos aislados sino todo lo contrario; pertenecen a un entramado social en el que de manera directa o indirecta, una acción propia repercute siempre en otros.
Una vez finalizado el juego los universitarios les entregaron a los niños lápices, crayones y unos libros para colorear con el derecho tratado anteriormente. Primero fue caos; todos querían todo. Finalmente, con un buen manejo de la comunicación lograron hacerles entender lo importante que es compartir y ser solidarios. De esa manera todos pudieron colorear sus hojas, divertirse y cooperar con sus amiguitos.
Mientras se entretenían con los útiles pintando y aprendiendo, Julia y Martín les iban preguntando uno por uno sus fechas de nacimiento para anotarlos en un almanaque y saber cuándo festejar sus cumpleaños.
Cuando la hora marcó el mediodía, una gran porción de torta, acompañada con una taza de leche con chocolate les fue servida a los chiquitos/as. Éste fue el indicio de que el cometido de Julia, Martín y Sebastián había llegado a su fin por ese día.
Con una gran foto de todos los que se encontraban allí, seguido de nuevos besos y abrazos, se dio por finalizada la primera de muchas visitas con la promesa mutua de un nuevo encuentro dos semanas más tarde.

Martín Mendez.

3 comentarios:

Somos el JEI dijo...

Y así fue la primera jornada (22 de mayo). Gracias Tincho por el lindo texto, transmite todo lo que fue esa mañana.
Julia

Luu! dijo...

Que grandes chicos! No veo la hora de que llegue el sábado :)
Muy linda la nota Tincho!
Besos. Luu!

Unknown dijo...

muy buen trabajo!!